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Illusio

Volaba con energía hasta una esquina de su compartimento y,

tras aguardar allí un segundo, hacia la opuesta.

¿Qué le quedaba sino volar hasta la tercera esquina y luego la cuarta?

Una vez más, la idea de todo lo que podría haber

sido su vida si la polilla hubiera nacido bajo otra forma hizo que contempláramos

sus simples actividades con una suerte de piedad.

Virginia Woolf

El término illusio remite desde su etimología a la idea de “burla” o “engaño”.  Desde el pensamiento contemporáneo Bourdieu lo vincula a las estrategias y prácticas de los sujetos para llegar a determinadas metas que su círculo social establece como valiosas.  La illusio hace que el ingreso a un campo de relaciones sociales determinado implique una serie de transacciones y de compromisos mediante los cuales las formas de ser se transforman en disposiciones específicas (Bourdieu, 1997). Estas disposiciones suponen una forma de incorporar las condiciones del juego, las formas de hacer y de no hacer por las cuales quedamos involucrados, atrapados y seducidos por ese juego.

 

La polilla comparte con el ser humano el ser una forma viva que se proyecta hacia el espacio y busca sobrevivir. Ella utiliza una forma de camuflaje, una apariencia, para engañar a su enemigo, su comportamiento errático la hace inaccesible. ¿Pero para qué? ¿Para buscar la luz, aún al costo de su vida?

 

Lo que nos acecha, lo que nos seduce y define, luego nos obsesiona, luego nos esclaviza. La materia con la que se fabrica aquello en lo que nos queremos transformar, eso que queremos atrapar ¿quién lo inventa?

 

En Illusio se propone una reflexión sobre ese impulso que nos une a polillas y seres humanos desde la naturaleza de la vida, ambos persiguiendo esa idea luminosa y engañosa que puede terminar por consumirnos.

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